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viernes, 28 de enero de 2011

(L)

Es increíblemente estúpido que nos demos cuenta de cuanto echamos de menos a una persona cuando la perdemos. La tenemos ahí delante, cada día gritándonos que están ahí, que existen, que nos quieren. Y nos acostumbramos sin más, sin darle importancia sin valorar cada pequeño detalle, que al final es lo que importa. Y entonces un día de repente se van, a veces sin motivo, a veces no volvemos a saber de ellas, a veces simplemente no pueden volver. El caso es que se van, dejando un vació que ni siquiera sabíamos que esa persona llenaba. Pero la vida sigue y nos prometemos no volver a cometer ese error. Lo que no tenemos en cuenta es que el hombre es el único animal que tropieza tres veces con la misma piedra. Y volvemos a sufrir y a echar de menos a aquellas personas que se fueron porque no fuimos capaces de valorarlas como se merecen. Pero desde ahora pienso intentar en cada momento, ser consciente de cada pequeño momento de mi vida en la que estoy con la gente que me quiere y guardar esos buenos recuerdos para cuando esas personas ya no estén.

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